Parasitos emocionales
¿Te has sentido cansado, mental, física y emocionalmente de una persona que está en tu vida? Tal vez la llevas cargando en la espalda y no en le corazón. Eso sucede con los parásitos emocionales. Un parásito es un organismo que vive a expensas de otro, llamado anfitrión, se alimenta y nutre de éste causándole daños. Los parásitos emocionales son personas que por alguna razón llegan a nuestra vida y poco a poco se convierten en una especie de costal o mochila que se carga y pesa. Los parásitos emocionales Los parásitos emocionales son personas que viven a costa de nuestros sentimientos, emociones, talentos, pensamientos y recursos. No necesariamente son malas personas pero sí seres que no consiguen hacer algo por sí mismos, de baja autoestima por lo general con complejos y miedos.
Las personas que nos rodean deben formar parte de nuestra vida pero tener una propia. Un ejemplo es aquél amigo con quien se genera un vínculo parasitario, le das de comer, lo invitas a tu casa, lo integras en tu círculo de amistades, le prestas dinero, lo impulsas a superarse, y todo sigue igual, no avanza sin ti. Un día te cansas y te alejas, la ruptura aligera tu vida, te sientes libre, sin un peso.
Sin embargo para el parásito emocional es una ruptura que lo descoloca, se siente perdido, incluso se enoja, te critica, habla mal de ti y te hace culpable de sus desdichas. Se le olvida todo lo que consumió de ti, incluso tu amistad y cariño.
Tienden a convertirse en mártires. Otro ejemplo es una relación amorosa en la que se repiten los patrones antes mencionados, la conviencia se hace densa y pesada para uno y resuelta y confortable para el otro, no hay un equilibrio en el amor, la entrega y las responsabilidades. Hay principalmente 2 tipos:
1.Parásito dependiente. Obvio te busca porque te necesita, te confía sus sufrimiento, casi nunca está bien, anhela que le resuelvas sus conflictos de cualquier índole. Nos hace sentir utilizados. Cuando el anfitrión despierta y hay ruptura, se posiciona en el papel de víctima, es ingrato y rencoroso. Al serle suspendida abruptamente la adormidera tóxica del cual el anfitrión es dolorosamente adicto queda desconcertado, aturdido, y no aceptará explicación satisfactoria. Por arte de magia se le olvida todo lo recibido y se concentra en el shock del desprendimiento, lo considera un abandono.
2.El parásito agresivo. Por lo general son aquellos que se aprovechan de su atractivo, carisma, liderazgo, persuasión, y creen que por ello se merecen todo. Se adhieren a ti y te hacen sentir que es un privilegio el que te conceden por dejarte ser importantes para ellos. Tus deseos e intereses jamás serán más importantes que los suyos. Tienen incluso a generar en el anfitrión un sentimiento de poca valía, lo nulifican, son demandantes y te dejan hechos polvo. Un ejemplo sería el tipo guapo y carismático que vive una relación amorosa con una mujer trabajadora, exitosa que lo abastece en lo amoroso, emocional, incluso en lo económico, y la hace sentir dichosa por tener la oportunidad de hacerlo. Cuando acontece el despertar y la ruptura son desagradecidos, agresivos y rencorosos. De las cargas más pesadas que se pueden coleccionar en el camino.
¿Qué hacer al detectar los parásitos emocionales en nuestra vida?
Reflexionar y enlistar los desequilibrios propios por los que te enganchaste, y los que te provocó la convivencia. Buscar apoyo emocional, y si el parásito es un ser querido cercano (hijo, pareja) ayudarlo a crecer y responsabilizarse de sí mismo. La responsabilidad personal es uno de los pilares de la felicidad.
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